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Contenidos de la Asamblea y Camino de Santiago

1. PRIMER RETO (OBJETIVO):
“CONSTRUYENDO PARROQUIAS CON ACTITUD DE SALIDA”

2. SEGUNDO RETO (ACTORES):
“LAICOS PARA UNA IGLESIA EN SALIDA”

3. TERCER RETO (LUGAR):
“PRESENCIA PÚBLICA EVANGELIZADORA: VOCACIONADOS A SANTIFICAR EL MUNDO”

4. CUARTO RETO (EN COMUNIÓN):
“CAMINANDO JUNTOS”

PRIMER RETO (OBJETIVO):

 “CONSTRUYENDO PARROQUIAS CON ACTITUD DE SALIDA”

Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad. (EG 27)

Encuadre:
Descripción de la encomienda de conversión pastoral y misionera que nos hace el Papa Francisco a través de su magisterio, aplicada principalmente a las parroquias. La Iglesia como “Hospital de Campaña”, que sale y se encarna para transmitir la alegría del Evangelio y la misericordia de Dios.

Actitudes para caminar:
Resaltar como líneas de avance aquellos rasgos que recalca la Iglesia para transmitir la fe en este contexto social: alegría, misericordia, familia, opción por los pobres...

Herramientas:
Necesitamos crear espacios motivadores y sanadores para los agentes pastorales, «lugares donde regenerar la propia fe en Jesús crucificado y resucitado, donde compartir las propias preguntas más profundas y las preocupaciones cotidianas, donde discernir en profundidad con criterios evangélicos sobre la propia existencia y experiencia, con la finalidad de orientar al bien y a la belleza las propias elecciones individuales y sociales». (EG 77)

Grupos parroquiales de vida, procesos experienciales, espacios de sanación, acciones misioneras, espacios de diálogo social, acogida fraterna...

SEGUNDO RETO (ACTORES):

“LAICOS PARA UNA IGLESIA EN SALIDA”

En un mundo secular los laicos, hombres y mujeres, niños, jóvenes y ancianos, son los nuevos samaritanos, protagonistas de la nueva evangelización, con el Espíritu Santo que se les ha dado. El Espíritu Santo impulsa a los evangelizadores y hace que se conviertan, comprendan y acepten el evangelio que se les propone. La nueva evangelización se hará, sobre todo, por los laicos, o no se hará. (CLIM 148)

Encuadre:
Situación del laicado en nuestra Iglesia, luces y sombras. Retos a la luz de la teología del laicado. Ante una sociedad indiferente, hacer germinar la fe en lo cotidiano implica un papel relevante del laicado.

Actitudes para caminar:
Toda la renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación (EG 26)
La dignidad de los fieles laicos se nos revela en plenitud cuando consideramos esa primera y fundamental vocación, que el Padre dirige a todos ellos en Jesucristo por medio del Espíritu: la vocación a la santidad, o sea a la perfección de la caridad. (CL 16)

La vida como VOCACIÓN. Mística y Misión.

Herramientas:
La santidad es un presupuesto fundamental y una condición insustituible para realizar la misión salvífica de la Iglesia. La santidad de la Iglesia es el secreto manantial y la medida infalible de su laboriosidad apostólica y de su ímpetu misionero. (CL 17)

Cultivo de una espiritualidad íntegra, síntesis fe-vida, Proyecto Personal de Vida Cristiana, Revisión de Vida, acompañamiento.

 

TERCER RETO (LUGAR):

 “PRESENCIA PÚBLICA EVANGELIZADORA: VOCACIONADOS A SANTIFICAR EL MUNDO”

A los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios. Viven en el siglo, es decir, en todos y cada uno de los deberes y ocupaciones del mundo, y en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, con las que su existencia está como entretejida. Allí están llamados por Dios, para que, desempeñando su propia profesión guiados por el espíritu evangélico, contribuyan a la santificación del mundo como desde dentro, a modo de fermento. (LG 31)
La vocación a la santidad está ligada íntimamente a la misión y a la responsabilidad confiadas a los fieles laicos en la Iglesia y en el mundo. (CL 17)

Encuadre:
Reflexionar sobre la vivencia y el anuncio de la fe en la vida pública. Cómo evitar a que se quede relegado al ámbito de lo privado.

Actitudes para caminar:
Diálogo con la cultura, Doctrina Social, el laicado y la familia, política...

Herramientas:
Testimonio, denuncia, acción transformadora, construcción de una ética común, etc.

 

CUARTO RETO (EN COMUNIÓN):

“CAMINANDO JUNTOS”

El fiel laico «no puede jamás cerrarse sobre sí mismo, aislándose espiritualmente de la comunidad; sino que debe vivir en un continuo intercambio con los demás, con un vivo sentido de fraternidad, en el gozo de una igual dignidad y en el empeño por hacer fructificar, junto con los demás, el inmenso tesoro recibido en herencia. (CL 20)

Encuadre:
Necesidad del asociacionismo laical, llevar a la práctica un proyecto común para el laicado habitual de las parroquias con representatividad diocesana.

Actitudes para caminar:
«No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado a que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca» (Jn 15, 16). La comunión y la misión están profundamente unidas entre sí, se compenetran y se implican mutuamente, hasta tal punto que la comunión representa a la vez la fuente y el fruto de la misión: la comunión es misionera y la misión es para la comunión. (CL 32)
Comunión, corresponsabilidad, romper compartimentos, trabajar en red.

Herramientas:
Proyecto de ACG como instrumento diocesano
Dentro de este contexto la "Christifideles laici" sólo cita de forma explícita la "Acción Católica". Esta particular referencia concreta no debe extrañar ya que la Acción Católica, de acuerdo con la doctrina de las cuatro notas, no es una asociación más, sino que en sus diversas realizaciones -aunque pueda ser sin estas siglas concretas- tiene la vocación de manifestar la forma habitual apostólica de "los laicos de la diócesis", como organismo que articula a los laicos de forma estable y asociada en el dinamismo de la pastoral diocesana. Con razón, Pablo VI inicialmente y últimamente y con frecuencia Juan Pablo II han calificado la A.C. como "una singular forma de ministerialidad eclesial". (CLIM 95)

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